Sinopsis:
Una novela desgarradora sobre un niño que se evade bebiendo y unos adultos que tratan de encontrar un sentido a sus vidas.
En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido…
Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan…
Nuestra opinión sobre Las lealtades:
Después de leer Las gratitudes, novela de la misma autora que destaca por su delicadeza y emotividad, no sorprende que también las encontremos en Las lealtades, aunque quizás sea algo más desgarradora por los temas que trata: la adolescencia, el maltrato a la infancia, el alcoholismo, la separación de los padres y cómo afecta a los hijos.
El argumento se va desgranando a través de cuatro voces. Estas son: la de Théo, la de su amigo Mathis, la profesora de ambos Hélène y Cécile, la madre de Mathis. El nombre de ellos encabeza el capítulo, de manera que sus relatos son perfectamente identificables, no inducen a confusión en ningún momento.
Cada personaje podría por sí solo protagonizar una novela. Las circunstancias que rodean a cada uno son tan significativas que tienen suficiente entidad para ser el centro de un relato.
El titulo es muy descriptivo, porque se refiere precisamente a ese sentimiento que liga a los protagonistas entre sí. En efecto, trata de las lealtades: la de Cécile a su marido, la de Hélène a su compromiso para defender a la infancia maltratada, la de Théo respecto a su padre y la de Mathis con su amigo.
Con un lenguaje sencillo pero envolvente y un ritmo ligero, además del interés en los temas que aborda, mantienen la atención del lector hasta el punto final y sin duda quedará con ganas de leer más textos de esta autora.
De las críticas que hemos leído, una nos ha parecido especialmente acertada: “Un relato sensible y fascinante que nos devuelve el eco de nuestras propias heridas” (L’Express). En la entrevista concedida con motivo de la publicación del libro, Delphine de Vigan explica cómo surgió la novela y las circunstancias que la han llevado a tocar temas tan duros como los que aparecen en la obra.
Sobre Delphine de Vigan:
Delphine de Vigan nace en 1966 en Boulogne-Billancourt, una ciudad cercana a París.
Delphine de Vigan creció en una familia de artistas; su madre era pianista y su padre, dibujante y pintor. Esta influencia artística temprana tuvo un impacto significativo en su desarrollo creativo. Estudió en el Centro de Estudios Literarios y Científicos Aplicados (CELSA), Letras Modernas en la Universidad Sorbona Nouvelle. Luego completó un máster en sociología en la Universidad Paris-Descartes.
Comenzó su carrera como escritora en 2001 con su primera novela, Jours sans faim, en la que abordó el tema de los trastornos alimentarios. Sin embargo, fue con su cuarta novela, No et moi (No y yo), publicada en 2007, cuando obtuvo un gran reconocimiento. La novela trata sobre la amistad entre una joven superdotada y una adolescente sin hogar. Ganó el Premio de los Libreros en 2008 y se convirtió en un éxito de ventas en Francia y en otros países.
Otros premios otorgados a la autora son el Fnac, el France Television o el Renaudot des lycéens, por sus novelas Nada se opone a la noche o Basada en hechos reales.